Mirar al cielo
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*Mirar al cielo*
"El hombre moderno ha dejado de confiar en el designio del Cielo. Sin
embargo, cree a pies juntillas en lo que dicen los medios de comun...
Hace 16 horas
Pintura Teresa Riera Benguria.
Confiar en Bhagaban es confiar en sí mismo. Sea consciente de que todo cuanto sucede, le sucede a usted, sucede por usted y a través de usted; que usted es el creador, el mantenedor y el destructor de todo cuanto percibe, y así no tendrá miedo. Sin miedo, no será desgraciada ni buscará la felicidad. En el espejo de su mente aparecen y desaparecen todo tipo de imagenes. Sabiendo que son por entero creaciones suyas, observelas silenciosamente ir y venir. Esté alerta, pero sin inquietarse. Esta actitud de observación silenciosa es el propio cimiento del yoga. Usted ve la imagen pero no es la imagen.
Esta conciencia de estar aquí, la comprobación del hecho "yo soy", ha aparecido de forma espontánea. Hoy "somos"."Somos", como "es" el sol que nace. Este "ser" es, en sí mismo, un tipo de experiencia. Antes de nacer no había experiencia. Las experiencias han empezado con la aparición del "yo soy", de esa consciencia, de ese ser.
Una de las funciones de la mente, es distraernos para que la Conciencia, que debería primero darla sentido, permanezca dormida.
Una forma de empezar a traer lo inconsciente al consciente, puede ser acostado bocarriba en la cama relajando todo el cuerpo con la ayuda de la respiración y permitiendo que el cuerpo, a la que va entrando el aire y sintiendo la tripa, deje expresar las emociones. Nos centraremos también además de en la parte de delante del cuerpo, en la parte de atrás, en la columna, para que afloren las tensiones retenidas del pasado y presente en el interior de la médula que es por donde habrán llegado las ordenes del cerebro para motivarnos al movimiento.
Lleva tiempo hacerlo, pues hay resistencias. Al principio, la mente nos distraerá. Estará acostumbrada a ir por su cuenta sola, olvidándose del cuerpo. Es cuestión de tiempo, cariño y de mucha presencia para que la mente y el cuerpo vayan de la mano. Espontáneamente, irán saliendo deseos reprimidos, acciones que nos han hecho sentirnos culpables, o que no nos hemos sentidos acogidos como hubiéramos deseado, o miedo al rechazo, vivencias de cuando éramos pequeños que nos habrán marcado por la educación recibida, etc.