Una de las funciones de la mente, es distraernos para que la Conciencia, que debería primero darla sentido, permanezca dormida.Estamos habituados a vivir en una mente, que estará todo el tiempo proyectando hacia fuera. Anticipando situaciones que no han sucedido, pero que nos tienen ocupados e identificados con ese falso personaje, del cual no queremos salir. La fuerza con la que nos queremos pegar a lo de fuera, será la resistencia a integrar y sentir lo de dentro.
Soltar lo de fuera, significará hacernos responsable de nuestro cuerpo, de lo que sentimos, de la angustia, de la ansiedad, de las preocupaciones externas que tanto nos distraen y nos dan un sentido de falsa y transitoria realidad. En definitiva, tenemos miedo a nuestros propios miedos, de empezar a meterle mano a todo aquello que nos tiene atrapados y distraídos de lo importante. Que será hacer de la mente un medio y no un fin en sí misma.
La Lucidez que somos, tiene la capacidad de darse cuenta que todo aquello con lo que nos identificamos, por ser transitorio, no es lo Real. Solo tenemos que estar atentos a los movimientos de la mente desintegrados o surgiendo y desapareciendo, para ir reconociendo esa Lucidez permanente que ya Somos, sin olvidarnos de airear con la respiración consciente a todos los rincones de nuestro cuerpo. Respiración que al hacerse conscientemente, supondrá una herramienta tremendamente útil para que la mente permanezca en silencio y así, lo que desde detrás la dará sentido, tenga una oportunidad y aflore.
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