sábado, 6 de marzo de 2010

*YO SOY.


El propio hecho de la observación altera al observador y a lo observado. A fin de cuentas, lo que impide el reconocimiento de la verdadera naturaleza de uno es la debilidad y la torpeza de la mente y su tendencia a pasar por alto lo sutil  y centrarse sólo en lo grosero. Cuando usted sigue mi consejo e intenta mantener la  mente sólo en la idea (yo soy), se hace consciente de la mente y sus caprichos. La conciencia en sí, siendo armonía lúcida en acción,  disuelve la pereza y aquieta la agitación de la mente, y suavemente pero con firmeza cambia su misma sustancia. Este cambio no tiene por qué ser espectacular, tal vez apenas se note; sin embargo, es un giro profundo y fundamental, de  la oscuridad a la luz, de la inadvertencia a la conciencia.

Nisargadatta.




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